Con su porte espigado y su mirar a medias entre la sorpresa y el aburrimiento, con esos ojillos vivaces a lo Blaise Cendrars —pero con gafas—, el bohemio Modigliani nos habría legado un retrato estupendo de Jorge Ordaz: el de un escritor fascinado por la aventura de la imaginación. Nos lo hubiese desnudado en un…