Briggflatts: otro encuentro.

el


A la espera de lo que el futuro depare, cada día apuesto más por el encuentro como experiencia y conocimiento vital: pura heterodoxia. No, no me refiero a cómo los personajes de Rayuela salían a encontrarse, ¿recuerdan? Es algo más sutil. No sé si hondo. Tampoco se trata del azar o la casualidad. Creo que tiene más que ver con lo que María Zambrano afirmaba de la poesía como contraposición al carácter de búsqueda que contiene la filosofía: «La poesía es encuentro, don, hallazgo por gracia». Pues así la vida. O eso atisbo. Viene al caso esta breve entrada por la nueva traducción al español de Briggflatts (Ed. Impronta), de Basil Bunting, cuya edición y notas han estado a cargo de Emiliano Fernández Prado y Faustino Álvarez Álvarez, sus traductores.
Briggflatts está formado por cinco partes y una coda que abordan varios temas como la adolescencia, la juventud del poeta, la guerra o la lucha contra el tiempo entre otros. Y ello bajo la presencia constante —y delicadamente tratada— de la naturaleza, la vida rural y sus costumbres que, dado el auge de determinadas ideas (ecolatría, animalismo, etcétera), probablemente atraiga a más lectores a la obra del poeta británico, nacido en Scotswood en 1900.

» «Briggflatts» nos devuelve los vapores

de una obra de arte a la antigua usanza

Sin embargo, no son los temas, o no solo, sino las formas que traza su autor las que destacan, algunas de las cuales serán difíciles de comprender por los lectores. Estamos ante un texto fechado en 1966, que contiene composiciones poéticas formales pero también abiertas, una obra que recoge materiales de diversas tradiciones sin dejar de acarrear otros nuevos como puede ser los que se corresponden con el universo espiritual cuáquero. A su vez, Bunting es también receptor de las vanguardias (Pound, Yeats, T.S. Eliot…). Puede que se le considere un epígono modernista, pero si así se hace, vista su aportación poética, debe ser como elogio; en ningún caso como un demérito. A esto debemos añadir un léxico diferente, poco manido, y ceñido a lo sonoro. De esta manera el vigor expresivo de Bunting se nos revela elocuente: tierno y áspero, irónico y alejado, a veces significativamente sin red.
Ya advierto a los impacientes de que solo una lectura completa del texto dará una idea cabal de la envergadura de la propuesta de Basil Bunting. De esta manera, una primera lectura hará las delicias de los lectores más avezados. Solo una segunda podrá acercar a los menos afines o habituados. La tercera ronda, incluyendo las notas a esta edición, multiplicará el significado tanto de algunas palabras —por ejemplo, «guijarros», [kissing the pebbles || Tides of day strew the shingle]— como expandirá las emociones derivadas de su simbología e imágenes. Y tal vez habilite al lector para sentir cómo el aura de los versos del poeta va ligada a su querencia por una función casi ritual de la poesía, si es que a estas alturas se me permite tal expresión. No deje de ver sus videos en internet. Por ejemplo en: https://www.youtube.com/watch?v=eZ7greLmS3I

» Sus versos son el encuentro

con la disidencia

No está de más señalar al lector que aún queda por dilucidar si Briggflatts contiene formalmente elementos que realmente sean una «sonata», tal como apuntaba el propio autor de este largo poema como de otros anteriores, o si acaso estamos solo ante lo que sería una inspiración. Porque si a lo que se alude es a su estructura, es decir, que Briggflatts cuenta con cinco movimientos como los que puede llegar a contener una sonata, ciertamente es un logro, pero no parece suficiente para sostener la existencia de una formal imitación musical. Asunto diferente es la musicalidad, a menudo convertida en criterio de alabanza y que en realidad debe presuponerse a todo quisqui en el arte poético. Porque de no existir esta musicalidad, en general no estaríamos hablando de poesía, sino de otro asunto aún por bautizar, tal y como sucede vulgar y ferozmente en nuestros días. Pero no tema el lector y dejemos estas cuitas a los especialistas. Por descontado, quien lea los versos de Briggflatts en inglés percibirá una acendrada y notable musicalidad que los traductores al castellano han acertado a mantener en muchos versos.
Confieso que los que más han llamado mi atención son los que inician la segunda parte y que comienzan así:

Poeta designado sin valor para negarse
a andar entre falsarios, sin acreditación alguna
de la tarea asignada, despreciado
por babosos, mantenidos y rufianes,
vendido y encarcelado, desplumado por putas,
sableando a amigos para comida y tabaco.

Pero con el fin de ofrecer una panorámica de lo que va a encontrar el lector, propongo una mínima selección, casi al azar, de estos versos siempre exigentes, de gran resalte metafórico y que cuando sobresalen nos llevan de las palabras a la emoción extraña, de lo telúrico a lo místico y, al fin, de la aportación súbita y el hallazgo poético de nuevo al origen, la palabra:


Pág. 23

Aquí nadie atranca la puerta,
así de doloroso es el amor.

Pág. 29

Generosas voces suaves tejen
sobre la noche desnuda
palabras de confirmación y gozo
hasta los trinos del amanecer.
Ella trae agua de lluvia
del tonel y toallas
para lavarle pulgada a pulgada
besando sus guijarros.
El brillante lución, parte de la maravilla.
El cantero titubea:
¡Palabras!
Las plumas son demasiado frágiles.
Para escribir, mejor un cincel.

Pág. 41

La grasa se mezcla con el sudor
en el suelo de la era. Ranas y saltamontes
cubre de estrépito el arroz.

Pág. 45 y 46

Pero ahí están los corzos, asomándose insolentes
en la cerca; una zorra asustadiza se esconde
roja como mazurka entre los tallos de alheña,
y la rata, que hurga gris tras la pila
de estiércol, se atreve a enhebrar,
ágil y atenta, el laberinto de Schönberg.

Pág. 51

De haber permiso masacraríamos
a los horneadores de excrementos
pero ni látigo ni cuchillo
pueden arañar su pellejo.

Pág. 63

Mi amada es joven pero sabia. Roble, manzano,
el fuego de ella se guarda entre cenizas hasta el día.
La braña apesta al perfume de su hogar,
ha untado la chapa con manteca de cerdo;
El hambre se ha instalado en su mesa, la lujuria en su cama.
Ligero como hilo de araña, su pelo en mi mejilla, que un soplido
/ esparce,
livianos como polilla sus dedos en mi muslo.
Hemos comido y amado y ha salido el sol,
solo nos queda cantar antes de partir:
adiós, amada mía.

Pág. 67

La niebla forma encajes de escarcha
en la roca para que la marea los destroce.
El día se envuelve en lo que el verano perdió.

En cuanto a la traducción, si el objetivo de Fernández y Álvarez era trasladar los significados y complejidades del inglés al español —incluyendo variantes territoriales— así como la contención y reconcentración léxica del poeta, su trabajo es encomiable y procura que los versos del inglés reluzcan con casi el mismo brillo y potencia que el énfasis que el poeta ponía a la hora de dar lectura a sus versos. Y escribo esto consciente de las renuncias y omisiones que ya asumen los traductores y que producen un efecto de «ensimismamiento» poético, una suerte de esencialismo, y que como lector en español me llevan de lo sugerente a lo lejano e inquietante. Tal vez por ello se agradecen las notas con que los traductores nos acercan tanto al significado de algunos versos como a la biografía de Basil Bunting. Por cierto, tampoco ha de perderse de vista las dos notas que el propio autor añade a su composición. Con todos estos materiales los lectores alcanzarán una mejor y más clara comprensión de la singular constelación creada por la voz del poeta.
Termino. Briggflatts es una composición, un monumento esculpido a cincel, lo que significa que cada palabra es el resultado de un intenso y fructífero taller intelectual así como de un viaje de experiencias y emociones pasados por el alambique del tiempo. Como lector contemplo con satisfacción y admiración una obra mayor, al punto de no descartar que el poeta pudo haber experimentado en algunos instantes cierta impotencia por no haber encontrado una mayor esencia léxica en el destilado de su espíritu. Pero si tenemos en cuenta que cuando Bunting publicó este largo poema contaba con la nada despreciable edad de sesenta y seis años, el resultado del encuentro no pudo ser más feliz. De hecho, abolido hace tiempo el valor cultual de la poesía, confieso que este libro me devuelve los vapores de una obra de arte a la antigua usanza. No tengo ninguna duda de que Briggflatts rezuma una vida vivida, apela a una vida diferente y contiene una alta propuesta artística, pero si algo destaco, en esos momentos en los que ya a solas brotan inesperados los ecos tras su lectura en forma de nuevos hallazgos y emociones, es que sus versos son el encuentro con la disidencia. Alabados los dioses que alumbran a los bardos.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Faustino dice:

    Tu texto anima a leer el poema … A fondo.
    Gracias

    Me gusta

    1. Muchas gracias. Es la intención: que se compre el libro y se lea.

      Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s